Con la llegada de Chile a la Independencia, las monedas debían mostrar una nueva imagen acorde con la de una nación libre, eliminando las antiguas efigies del rey y el escudo español. La primera de estas monedas era el "peso de Coquimbo", que data de 1817. Su anverso muestra la analogía de un Chile cual volcán en plena erupción, rodeado de la inscripción "Chile Independiente". Otra moneda de la época mostraba a un símbolo nacional, el cóndor, rompiendo unas cadenas con sus garras. Una nueva muestra del patriotismo reinante de la época la encontramos el año 1844, durante el cual las monedas comenzaron a llevar la famosa inscripción "Por la razón o la fuerza", propia del escudo nacional.
Las fichas, como tales, existían en América ya desde tiempos coloniales para dar el vuelto a cambios mínimos, algo parecido a la moneda de $1 de hoy. Sin embargo, en Chile su uso se intensificó desde mediados del siglo XIX, con el auge de las salitreras, aunque también fueron utilizadas para el pago de otros tipos de faenas, tales como agricultura, ganadería, construcción y transportes.
Sea como fuere, las fichas representan hoy en día un importante testimonio de la época de oro de la economía chilena. En 1924, el Código del Trabajo, inspirado en la "Cuestión Social", estableció que el pago de los salarios debía ser sólo con moneda en curso legal, buscando abolir el uso de estas fichas. Sin embargo, para esta época el sistema de fichas y pulperías estaba prácticamente en desuso como consecuencia de la crisis del salitre.
La historia del billete chileno se remonta a mediados del siglo XIX, cuando un inmigrante español, llamado Antonio Arcos y Arjona quiso implantar en el país un sistema de comercio de valores, que no era otra cosa que un banco privado emisor de billetes. A este lo llamó "Banco de Chile de Arcos y Compañía", fundado en 1849. Pero poco tiempo después, éste debió cerrar debido al total rechazo de comerciantes y público en general.
Entre 1850 y 1865, dos bancos privados (Ossa & Cía y Bezanilla, Mac Clure & Cía) comenzaron a emitir billetes privados sin una real autorización. Para regular esta situación y a raíz de la guerra con España, que requería mayor cantidad de circulante, el gobierno chileno otorgó la facultad por Ley a los bancos privados de emitir sus propios billetes, hasta por el 150% de capital declarado.
Era el año 1865.Esta nueva normativa hizo que en el país nacieran una enorme cantidad de bancos particulares, tales como el Agrícola, el de la Alianza, Nacional de Chile; Banco de A. Edwards.
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